Luego de su constante y continuo crecimiento el PRO dirime hoy en día un momento realmente clave, de esos que marcarán a fuego el futuro del partido creado por Mauricio Macri. Algunos actores de la política no comprenden la real dimensión a la que se expone el partido surgido en la Ciudad de Buenos Aires.
Por Gabriel Slavinsky, consultor y analista político.
La pregunta incómoda
Entre 2021 y 2023: ¿el PRO lucha por su supervivencia?
La respuesta es sí.
En los próximos dos años existen dos escenarios extremos. Por un lado, aparece la pradera verde con la posibilidad de la presidencia por la que trabaja el jefe de Gobierno Porteño, Horacio Rodríguez Larreta (¿o el retorno de Macri?) y en el otro, el precipicio vertiginoso de la extinción, muerte y/o desaparición en caso de derrota en las elecciones presidenciales y la entrega en bandeja de la Ciudad al radicalismo con una opción como Martín Lousteau.
Futurología
Larreta puede hacer una buena elección y perder en una presidencial con Alberto, Cristina, Massa o Kicillof, ¿Existe esa chance? Claro que sí… ¿En la Ciudad sin Santilli y HRL quién sería el mejor candidato?
Algunos dirigentes (más cautos) consideran que, en realidad con los senadores y diputados nacionales, además de los legisladores porteños y variados aliados de las distintas jurisdicciones alcanza para preservar el partido sin gobernar en 2023 la Nación, la Ciudad y ninguna Provincia. Que habrá un 2027 con los mismos reconocidos dirigentes y la posibilidad de sobrevivir o renacer.
¿Es un escenario inimaginable? No. ¿Imposible? Tampoco. ¿complicado para el PRO? Claro. Pero las hipótesis ayudan a despejar con mayor claridad la verdadera esencia del conflicto actual
Hacer futurología en nuestro país es una tarea arriesgada, pero trazar escenarios es la mejor alternativa para de analizar lo que viene.
Las consecuencias de la situación
La derrota en 2019 de la Provincia de Buenos Aires y la Nación, fueron dos golpes muy duros, difíciles para procesar con facilidad. Fueron derrotas amplias y dolorosas de dos de las tres máximas referencias del espacio en manos de sus “archi enemigos”.
En este contexto complicado existen una gran variedad de situaciones que explican el desorden circunstancial del PRO:
Incorrecta lectura diagnóstica del contexto
La pandemia protegió a los oficialismos que se refugiaron en consenso político y respaldo médico, pero pasó el tiempo. La imprudencia e impaciencia de muchos dirigentes de JxC produjo una muy mala comunicación pandémica. Los ejes nunca fueron claros, poco sostenidos y tratados aisladamente. En resumen, un gran desorden con gran dispersión temática. Las restricciones, la libertades, las vacunas, las Sputnik, Vicentín, los desalojos, la inflación, el cepo, Pfizer… demasiados temas en poco tiempo.
Pérdida del eje
En esta instancia se discuten internamente cuestiones que antes no se discutían, se establecen escenarios disímiles públicamente ante las expectativas de cientos de dirigentes propios que miran atónitos y un poco perdidos. Que se cambia el nombre, que no se cambia… que a la provincia va este y a la ciudad, que Milei, que Stolbizer, que Espert…
Como toda agrupación política tiene sus fortalezas, pero parecen repetir algunas de las recetas anteriores, de esas que ya no funcionan… y se nota demasiado…
El equipo
No parece existir una estrategia de campaña. Hay diversidad de voces no orquestadas, discrepancia en el tratamiento temático y divergencia en el tono del mensaje, esto produce una merma en la eficiencia de la comunicación
Dudas estratégicas de campaña
No se puede dudar sobre si debe armar una campaña más moderada o confrontativa. Esa duda ya fue zanjada hace muchos años. Moderación cuando se acerca la elección es clave para abrir el espacio y conseguir apoyo más amplio, la confrontación puede ser en algunos aspectos, en ciertos momentos con definidos voceros.
Esto marca algunas indefiniciones centrales… claves… demasiado importantes para este momento, lo que indica un nivel dubitativo alto…
El fundador perdido
Errores discurso de Macri, sin eje, extremismo en sus posiciones. Sinceri-cidio con Netflix, la gripe más fuerte o estaba aliviado por no tener que gobernar en estos tiempos de pandemia.
Desprolijo manejo de los distritos
El posible enroque Vidal – Santilli, no sería de las maniobras más prolijas, mirar a la provincia desde el otro lado de la General Paz suena cuanto menos un error conceptual.
El 2021 es el 2021, no el 2023
Por ego, interés personal o porque los cargos ejecutivos son más tentadores que los legislativos, los principales dirigentes ven en 2021 una escala más que un cotejo en sí mismo y “se nota demasiado”. No es bueno ni para adentro ni para afuera…
El radicalismo competitivo
2001 quedó lejos. Pasaron 20 años del estrepitoso fracaso del gobierno de la Alianza y De la Rúa. Y el radicalismo fue perdonado más por olvido y posteriores derrotas de los siguientes partidos en el poder que por mérito propio, pero vuelve a la escena con figuras trascendentes. Con aspiraciones de poder. Posse, Manes, Lousteau, los gobernadores como Valdés de Corrientes y Morales de Jujuy o el liderazgo del mendocino Cornejo. Intendentes de muchas ciudades. Hay UCR ahora, donde antes no se notaba.
Apertura sin perder identidad
El eterno dilema de la “sábana corta” o de atrapar a los dirigentes cercanos sin perder los que ya están dentro de la propia “casa” es el desafío al que se enfrenta el PRO. Del otro lado, están unidos y unidas., “no queda otra que unirse” parecen decir… más por el odio al rival que por el amor a los propios…
Conclusiones
Se complicó, pasaron cosas… el PRO perdió las elecciones en 2019 y afronta la primera contienda en una posición muchos más compleja que en otros momentos. Hay una clara luchapor la propia supervivencia
El contraste duele aún. Cristina domina, es la figura central de su frente, decide a sola firma. Es la ordenadora, algo que no puede concretar JxC. Las decisiones dicen que son más democráticas, pero eso encubre parte del problema, Larreta necesita armar su camino a la presidencia de un modo que no está disponible en este tablero. Ordenar a Bullrich, Lousteau, Manes, Santilli, Vidal, Carrió y Macri no es tarea sencilla.
Se viene la elección 2021, la que marcará un antes y un después en nuestro país. Para el PRO, es una batalla existencial.